Hoy vemos una gran mayoría huérfana de liderazgos convincentes que representen un verdadero cambio para el país. Es un panorama bastante preocupante dentro de una nación que demanda políticos que representen los intereses de los ciudadanos y no los intereses de sus bolsillos.
Confiar en el chavismo luego de 24 años de destrucción de todo el aparato productivo y económico de Venezuela, es bastante complicado; hasta para los mismos simpatizantes del gobierno actual; sin embargo confiar en una oposición que ha representado incapacidad en las oportunidades presentadas y que ha actuado en base a sus intereses y no en lo que demandó la sociedad en luchas como la del 2017 y 2019, que prefirieron sentarse a dialogar y negociar a cambio de enriquecerse y tomar posesión de empresas en el exterior.
La situación es preocupante cercana a unas venideras elecciones presidenciales, donde no hay un líder que denote confianza en la población y que motive a participar en los próximos comicios.
Sin embargo este 2023 arrancó con protestas a nivel nacional, organizadas por diferentes gremios y no por partidos políticos, donde ciudadanos afectos y no afectos al gobiernos están unidos para demandar mejores beneficios salariales. Estas manifestaciones abren un brecha para que emerjan nuevos liderazgos, como por ejemplo el de la Maestra Elsa Castillo, la cual ha manifestado que no es afecta a figuras como Chavez o Maduro, pero tampoco simpatiza con políticos como Juan Guaido.
Venezuela está esperanzada en nuevos liderazgos emergentes, que representen a todos los ciudadanos y que reconstruya la unión que algún existió en el país, sin denigrar los pensamientos políticos de cada uno. Esperemos la voluntad de Dios se haga en nuestra nación y coloque la mejor persona para que lleve las riendas de nuestro país.
Por: Oscar Vega