La mentira es algo común en los seres humanos, muchas veces evitamos decir la verdad para no provocar problemas a corto o largo plazo, la situación se agrava cuando utilizamos la mentira día a día como herramienta de vida para afrontar la realidad. Esta actitud suele traer muchos problemas sobre todo a las personas que deben convivir con el mitómano.
Muchas veces las personas que rodean al mentiroso compulsivo saben que está mintiendo, la consecuencia es que dejan de confiar en él y de tomarlo en cuenta en diferentes áreas importantes de su vida. Nadie quiere tener como pareja o socio de negocios a una persona que mienta de forma compulsiva.
La mentira patológica según Anton Delbruck no es un trastorno sino un síntoma que puede estar asociado a diferentes trastornos mentales como el trastorno histriónico, el antisocial, el límite, el narcisista, los cuales pueden tener como componente la mitomanía. La mitomanía es la necesidad de mentir sobre asuntos grandes o pequeños, independientemente de la situación.
El mentiroso patológico es una persona que miente e inventa anécdotas fantásticas de manera repetitiva con la finalidad de obtener un beneficio de manera inconsciente que suele ser admiración, atención o evitar un castigo. Este síntoma debe ser diagnosticado y atendido por un especialista de la salud mental siempre y cuando el mentiroso quiera cambiar.
A continuación describiremos algunas claves para identificar a un mitómano:
Suelen ser personas que constantemente alardean de sí mismos. Si están contando un suceso ellos siempre quedarán como héroes o como víctimas, nunca se harán responsables de lo sucedido. Suelen parecer personas muy interesantes pero en el fondo su personaje es de cartón. Poseen baja autoestima. Mentir sobre ellos mismos es una forma de encubrir su visión de sí mismos.
Detrás de esa persona mentirosa existen heridas psicológicas que deben ser sanadas. Sus conversaciones son exageradas y grandiosas, sus historias son emocionantes, logran llamar la atención de la gente. Cuentan muchos detalles y es posible que quien escuche note las incongruencias. El mentiroso patológico usa las mentiras como forma de vida es decir que sus mentiras son constantes. Miente en todo momento. El mitómano siente la necesidad de mentir para relacionarse con los demás.
Un aspecto muy importante es que el mitómano a diferencia de una persona mentirosa es que se cree sus propias mentiras. Tiene en su mente un mundo de fantasías que le gustaría que hubiese pasado y cree que fueron reales. El mentiroso patológico no acepta su realidad. El mentiroso no tiene empatía. Una de las principales características es la falta de consideración para con otros
Finalmente quiero culminar este articulo recordando que la psicología tiene como principio que para poder ayudar a alguien es necesario que ese alguien quiera ser ayudado, es decir, que el primer paso para atender a una persona mentirosa es que quiera cambiar de conducta.
Por: Licenciada en Psicología
Lisette García
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