Todos en alguna etapa de nuestra existencia, nos toca vivir esta experiencia emocional que casi en todos los casos nos lleva a una profunda melancolía.
Cuando una relación amorosa llega a su fin, siempre hay uno que queda sufriendo, llorando, y con el alma partida en pedazos. Se sabe que por más que la persona que se ve afectada trate por todos los medios de salir airosa, va a costarle esperar el inexorable paso del tiempo que es después de la actitud+aptitud, las herramientas que nos regala el existir.
La vida de esta persona se ve afectada en todo sentido, no hay espacio en su vida que no haya sido tocado por la pérdida de ese amor, les aseguro hasta su respirar cambia. Deben ambos reinventarse, no se trata de querer o no, es salir erguidos y demostrarse a sí mismos que podrán salir adelante sin esperar milagros de nada y por nadie. La fórmula mágica es la actitud+aptitud de los involucrados éstas dictan que quien las aplique saldran adelante, cada quien por su lado trata de emerger de tan difícil situación.
La familia y los amigos son los profesionales del corazón, que curan las heridas, ponen las curitas, y disimulan las cicatrices adquiridas. Hay personas que deben buscar ayuda especializada para seguir el resto del camino.
Les cuento, un día la pareja conformada por Isabela y Ernesto llegó a su fin, todos nos asombramos, ninguno nos atrevimos a preguntar qué pasó?. Dicen que ella se marchó con los niños. Ernesto quedó tomando alcohol. Las críticas van desde que ambos descuidaron el amor, y otros comentan que más pudo el alcohol. Solo me resta decirles que ahí perdieron los dos. Dios nos bendice siempre.
Gracias por su lectura!
Por: Katauscha Olivo