¿A qué sabe la mentira?

Es un tema incómodo de tratar, es triste para la persona que lo vive, no así para el mentiroso (a). Para él o ella, cree que “se la está comiendo”, como diríamos en el argot popular. Un dicho dice “La mentira tiene patas cortas” y saben es casi una constante. La persona que miente cree fielmente que es así, olvidando que la vida nos da sorpresas y sin querer nos enteramos de esa verdad más temprano que tarde.

Debemos protegernos y estar pendientes de las alertas que tanto él o ella nos dan, gestos, palabras, acciones que nos hablan por sí solas.

Les cuento algo que viví, iba con mi amiga haciendo compras en un centro comercial, ella llama por teléfono al esposo para tener su opinión sobre una compra de un electrodoméstico, él contestó que no había problema que lo comprara, ella casi agradecida por su aprobación, eligió, pagó. Y seguimos viendo tiendas, había mucha gente y de repente como por arte de magia, viene de frente hacia nosotros el esposo agarrado de la mano de una chica. Mi amiga quedó inmóvil y él de inmediato soltó la mano de la muchacha.

Mi amiga quedó paralizada, no dijo, ni hizo nada; solo sus lágrimas, luego me dijo que era el llanto de impotencia, de rabia, de ira, que sus sentimientos iban en cada gota derramada. Posterior a este encuentro, ella me contó que él le dijo lo inimaginable, negó todo, hasta lo que ella misma vio. Su matrimonio terminó unos meses después, ella no superó las mentiras, mi amiga me expresó que todos sus años a su lado no existieron, solo fueron días completos de mentiras.

Un consejo con algo que leí “Es mejor una verdad ahora que duela, que una mentira a largo plazo que rompa el alma, espíritu y corazón”. Seamos sensatos, honestos, solo es cuestión de conciencia y ser íntegros, transparentes. Dios nos bendice siempre.

¡Gracias por tu lectura!

 

Por: Katauscha Olivo

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