Un homenaje en tiempos desafiantes, Padres tuyeros: pilares de amor, esfuerzo y esperanza.
Valles del Tuy, 15 de junio de 2025 — La bruma del amanecer se disipa entre los techos de zinc y los árboles de mango que bordean los caminos de Charallave, Ocumare, Santa Lucía, Cúa, Yare y Santa Teresa del Tuy. Es domingo, Día del Padre, y aunque no hay desfiles ni grandes fiestas, sí hay una profunda razón para celebrar: los hombres que, día a día, hacen de la paternidad un acto de resistencia, ternura y esperanza.
En los Valles del Tuy, ser padre va mucho más allá del rol tradicional. Aquí, en este mosaico de culturas, luchas sociales y calidez humana, los padres han aprendido a reinventarse. No es raro verlos empacando el desayuno escolar, peinando a sus hijas con delicadeza, o revisando tareas mientras aguardan una llamada de trabajo. En cada una de esas acciones cotidianas, hay una muestra de amor silencioso que muchas veces pasa desapercibido.
Luis Moreno, agricultor de San Francisco de Yare, lo resume con sencillez: “Criar a mis muchachos ha sido mi siembra más importante”. A sus 64 años, reconoce que la vida no le dio lujos, pero le permitió enseñar con el ejemplo. “El mayor ya está en la universidad, el menor quiere ser maestro. Y yo solo pido salud para seguir acompañándolos”.
En charlas con vecinos, se repite una palabra con fuerza: presencia. “Mi papá no tuvo todo, pero siempre estuvo”, dice Luisana, joven madre de Dos Lagunas. Esa constancia—esa forma de decir “te amo” con silencios, gestos y madrugones—es la que define a muchos de nuestros padres.
La figura paterna, muchas veces invisibilizada o estereotipada, cobra otra dimensión cuando se mira desde la vivencia comunitaria. Aquí, la paternidad se construye entre madrugones para ir a la ciudad capital a buscar el sustento diario, tardes arreglando bicicletas, y noches contando historias bajo la luz de una vela cuando se va la electricidad. Los padres tuyeros no necesitan capas; llevan en la espalda el peso de una familia y en el alma la convicción de que criar también es amar, escuchar y compartir.
A pesar de las dificultades económicas, la falta de servicios públicos o los retos del día a día, estos hombres siguen apostando por un mañana mejor para sus hijos. Y no lo hacen solos: muchas veces entre redes familiares y comunitarias, entre hermanos, tíos y abuelos, forjan un tipo de paternidad que es también colectiva, solidaria y profundamente humana.
Pero ser padre en los Valles del Tuy también es enfrentarse a una lucha diaria que comienza incluso antes del amanecer. Muchos hombres madrugan para tomar el tren de los Valles del Tuy o las unidades de transporte público, con la incertidumbre de si podrán llegar a tiempo a Caracas u otros destinos donde los espera el trabajo. Largas colas, unidades colapsadas, paradas sin sombra y trayectos agotadores forman parte del paisaje cotidiano de estos padres comprometidos, quienes aún así encuentran fuerzas para regresar con una sonrisa, revisar tareas escolares o compartir la cena con sus hijos.
Al mismo tiempo, en muchas comunidades tuyeras, la paternidad ha tenido que reinventarse desde el afecto y la solidaridad. La migración forzada ha llevado a muchos padres jóvenes a buscar oportunidades fuera del país, dejando un vacío que muchas veces es llenado por abuelos, tíos o padrinos que asumen con amor y coraje la crianza de los más pequeños. Estos nuevos referentes paternos, aunque no siempre llevan el título de “papá”, encarnan ese rol con igual entrega, convirtiendo cada historia familiar en un testimonio de resistencia colectiva y afecto intergeneracional.
Este 13 de junio, muchas escuelas han hecho murales, carteles y pequeños actos para homenajear a papá. Los niños, con dibujos en mano, repiten con orgullo frases como “Mi papá me enseña a no rendirme” o “Mi papá es mi ejemplo”. Y detrás de esas palabras hay historias de esfuerzo, dedicación y ternura que merecen ser contadas.
Hoy, más que regalos materiales, los padres del Tuy reciben el aplauso del alma. Porque en medio de las carencias, no faltan las sonrisas. Porque, aunque haya poco, lo poco se reparte con dignidad. Porque donde hay un padre comprometido, hay futuro.
Este Día del Padre, la región tuyera alza su voz para decir: gracias, papá, por no rendirte, por estar presente y por sembrar amor donde muchos solo ven dificultades. Entre madrugones y sonrisas, ustedes son faro en medio del camino.
En el corazón vibrante de los Valles del Tuy, donde cada amanecer encuentra familias que luchan y sueñan juntas, hoy celebramos a esos hombres que construyen hogar con sus manos y corazón: los padres tuyeros.
Hoy, les decimos gracias. Porque en cada niño que sonríe seguro, hay un padre que sostiene. Porque en cada comunidad unida, hay hombres que, sin estridencias, tejen el tejido social con ejemplo y entrega.
Feliz Día del Padre a todos los padres tuyeros. Ustedes son raíz, camino y futuro.