PRIMER MANDAMIENTO: EL ÚNICO DE DIOS

Encabezando la lista de los DIEZ MANDAMIENTOS DE DIOS, éste establece las bases sobre las cuales se deberán cumplir los siguientes. El contexto de estos mandatos divinos lo leemos en el libro de Éxodo donde está el registro de la liberación del pueblo de Israel del dominio egipcio. Previo a este “éxodo” Dios dijo: “…ejecutaré mis juicios en todos los dioses de Egipto. Yo Jehová”. (Éxodo 12:12c). Al llevarlos al monte Sinaí les dio por medio de Moisés los diez mandamientos. En los versículos 1 y 2 del capítulo 20 Dios principia declarando su autoridad para darles el “código legal” sobre el cual se debían regir como nación bajo el liderazgo de Moisés. «Y habló Dios todas estas palabras, diciendo: Yo soy Jehovah tu Dios que te saqué de la tierra de Egipto, de la casa de esclavitud».

En el primer mandamiento Dios ordena:
“No tendrás dioses ajenos delante de mí.” (Éxodo 20:3)

A partir de este texto podemos extraer tres enseñanzas:

1. Dios es personal y cercano. Al hablarles demuestra su intención de establecer una alianza basada en la fe en él bajo sus condiciones. Este breve mandamiento no especifica cómo debe ser cumplidos. El énfasis en su presentación “Yo soy” denota que Él es único e infinito, más allá del control humano y merece ser adorado.

2. Nada ni nadie debe ocupar Su lugar: En esta nueva relación debían renunciar a las tradiciones y costumbres que podían dañar esta cercanía con Su Liberador, Dios. Su antiguo verdugo, Egipto y las naciones vecinas tenía un sistema de creencias: (a) Politeísta, es decir creían en varios dioses según sus gustos o necesidades y (b) Henoteísta: porque reconocían la existencia de varios dioses, pero solo uno de ellos era suficientemente digno de adoración por parte de algunos de ellos. Puedes ver un ejemplo en Jueces 11:24. Por esto Dios les manda que nada debía interponerse entre Él y Su pueblo. Este primer mandamiento niega el politeísmo, el ateísmo y el materialismo.

3. Dios merece obediencia por amor y gratitud: Dios sigue liberando a quienes se reconocen esclavos de diferentes opresores o verdugos. En la Biblia aparecen varios opresores de tipo espiritual. (a) El pecado: El Señor Jesucristo enseñó “…De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado.” (Juan 8:34); (b) La muerte y el emperador de ella, Satanás: “ Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él (Jesús) también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre”. (c) El mundo y sus ritos religiosos: “Así también nosotros, cuando éramos niños, estábamos en esclavitud bajo los rudimentos del mundo.” (Gálatas 4:4), es decir ignorando de la buena voluntad de Dios en Su Hijo Jesucristo. Cuando se obtiene la verdadera libertad la motivación para adorar y obedecer a Dios no es la obligación, si no la gratitud y el amor de un corazón regenerado por Él.

Si has leído hasta este punto, estoy segura de que crees en Dios, pero esto no es suficiente porque hasta los “espíritus malos” creen. En la epístola de Santiago se lee: “Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan.” (2:19) Para continuar debes pasar al segundo paso: creerle a Dios y sus mandamientos. Al leer Su Palabra le conocerás mejor y te acercarás a Él con fe por medio de Jesucristo. Puedes iniciar tus encuentros a través de la lectura y meditación de la Biblia hablando con él pidiendo Su dirección. Te sugiero iniciar con el evangelio según Juan que contiene historias de personas que encontraron Paz al creer a Jesucristo.

Dios te bendiga

Lic. Jafelli Cabaña de Galindo.

Mandaminentos - la voz del tuy

 

Comparte en:
error: Contenido Protegido
Hola ¿Quieres recibir las noticias a diario?