SEGUNDO MANDAMIENTO: EL DIOS INVISIBLE

Una vez que Dios le ordena a Su pueblo:“ No tendrás dioses ajenos delante de mí” (Éxodo 20:4) describe en su segundo mandamiento las posibles maneras que pueden servir de excusa para quebrantarlo: el uso de imágenes, tanto “mentales” como físicas (ídolos). En la época de la liberación de los israelitas del yugo de Egipto no creían que una imagen fuera una deidad, sino que era la manera por la cual una deidad se manifestaba a los suyos. Al hombre primitivo le parecía difícil comprender a un Dios que no podía ver. Los que hacían y adoraban imágenes pensaban que era la manera de controlar a sus dioses y usarlos para sus fines personales sin implicaciones éticas y morales. Dios les estaba demostrando que no se les estaba manifestando por medio de imágenes, sino que lo hacía por medio de Su palabra (ver Deuteronomio 4:11–16; Salmos 115:3–8) y con eventos en su nueva historia, por esto les ordena.

“No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el
cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te
inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte,
celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y
cuarta generación de los que me aborrecen,” (Éxodo 20:4-5)

 

De este mandamiento podemos encontrar tres enseñanzas:

1. Dios es diferente de toda su creación: no hay nada que le pueda representar en los cielos, ni en las aguas debajo de la tierra, es decir en las aguas subterráneas (ver Génesis 49:25; Salmo. 24:2; 136:6). “Dios es Espíritu…” (Juan 4:24ª), es infinito e ilimitado. Las imágenes, labradas de madera o cortadas de piedra o de yeso, no pueden representarlo, ni tampoco las hechas de metales preciosos (ver Éxodo 20:23; 34:17; Deuteronomio 27:15).

2. Es peligroso hacer imágenes: En algunas ocasiones una imagen puede ser un medio para ayudar a la memoria y facilitar el recuerdo. Con esta orden, Dios no está prohibiendo el diseño de obras artísticas, sino que cualquier cosa, sobre todo las imágenes, ocupen Su lugar. Cuando los medios se convierten en finesla idolatría ha tomado el lugar del Altísimo, los ídolos han entrado en el corazón.

3. Dios juzga a quien se rebela: Él se describe celoso de sí mismo y por su obra (ver Éxodo 34:14; Deuteronomio 4:24; 6:15; Josué 24:19). El texto hace énfasis en el celo de Dios por medio de sus acciones y no en el aspecto emocional de encelamiento: Dios será activo en velar por el cumplimiento del pacto (vv. 5, 6). La desobediencia revela la maldad y aborrecimiento de los hombres a Dios. Él no dará por inocente a los hijos que imiten a sus padres en actos idolátricos en cualquiera de sus formas.

Es posible que por imitación o costumbre te hayas hecho imágenes o representantes de Dios. Ahora sabes que Dios lo aborrece y te brinda la oportunidad de arrepentirte de esa maldad. Si realmente te quieres acercar a Él, lo puedes “ver” y sentir de rodillas, con humildad. Jesús enseñó: “los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.” (Juan 4:24b). Para obedecer este segundo mandamiento debes deshacerse de cualquier ídolo o imagen, pedir perdón por haberlo hecho y con la verdad de Su Palabra adorarle con la intercesión de Su Hijo Jesucristo. En la Biblia encontrarás razones para adorarle y ejemplo de peticiones que elevarle. Puedes iniciar leyendo el evangelio según Juan subrayando las palabras “cree” y sus derivados y “vida” porque al que le cree a Su manera tendrá vida eterna y Paz.

Dios te bendiga
Lic. Jafelli Cabaña de Galindo.

mandamiento - la voz del tuy

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